lunes, 23 de mayo de 2022

Práctica 2 Sociología

 Una vez visto el documental “La clase de al lado”, he de decir que me ha parecido espectacular. Y digo espectacular porque me asombra ver cómo una persona, evidentemente con su formación profesional, en este caso Emma, y los demás componentes de su equipo de trabajo, ayuden a un grupo de chicos de 16 años totalmente desmotivados con el ámbito escolar, con unas sesiones dinámicas de teatro, y que gracias a estas van reconociéndose y aceptándose a sí mismos y aprendiendo a gestionar sus emociones.

Este documental, en pequeña parte, sí que ha conectado con mi ‘yo’ adolescente. Si que es verdad que no me he sentido muy identificado con cada uno de los protagonistas del documental ya que, desde pequeño, siempre he tenido la suerte de tener una familia la cual me ha apoyado siempre, y unos amigos en los que poder apoyarme siempre que me ha hecho falta. Para mi los amigos han sido una parte fundamental en mi vida, es verdad que de pequeño no te das cuenta de lo importantes que son, porque básicamente lo único que haces con ellos es jugar. Pero una vez te vas haciendo mayor, te das cuenta de que después de la familia, es una de las cosas más importantes que hay en la vida, pero porque siempre vas a poder contar con ellos para hablar de lo que haga falta, o para desinhibirte de un día malo en casa o en el instituto. Son como una segunda familia.

Hablo tanto de los amigos porque desde mi punto de vista, los chicos que salen en el documental no han tenido la oportunidad de tener unos amigos que les hayan ido acompañando desde que son pequeños, por los motivos que sean, pero no han podido. Entonces, cambiar de instituto año tras año me parece una situación muy frustrante para cualquier persona, y más cuando estás en esas edades, que todas las cosas que te ocurren las vives con más sentimientos de lo habitual. Esto produce que te encierres en ti mismo y que sea muy difícil salir de esa coraza que tú mismo has creado para que nadie te haga daño, que es lo que les ha pasado a los chicos.

En cuánto al ámbito escolar me he sentido un poco más identificado con ellos. A mi tampoco me gustaba ir al instituto, siempre lo veía como una obligación, como un trabajo en el que tampoco recibías alguna recompensa por ello. Pero una vez pasan los años y echas la vista atrás, te das cuenta de que son los mejores años de tu vida, donde mejores momentos has pasado y donde has ido creciendo y realizándote como persona. Si que es verdad que en ese momento no te paras a pensar en nada de eso, solo piensas en qué pereza da ir a clase, aunque una vez que llegabas allí todo cambiaba, porque pasabas mucho tiempo personas a las que aprecias y a las que quieres. Lo peor del instituto es la presión a la que te someten la mayoría de los profesores con los exámenes, ya que si no los apruebas muchos de ellos te dicen que no vas a llegar a ser nada en la vida y no es así.

En el instituto deberían enseñar más a prepararte para el día de mañana, que para unos cuantos exámenes.

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